Marco Sipán
Gonzalo García y Gregorio Santos
Sobre las elecciones internas de la alianza Unidad Democrática
Con Gregorio Santos, Patria Roja había logrado tener un liderazgo de respaldo popular y electoral. El movimiento de protesta que surgió en Cajamarca contra el proyecto minero Conga, más allá de las limitaciones, fue efectivo. Los dirigentes cajamarquinos habían logrado visualizar varios momentos en los que se abrieron pequeñas ventanas de oportunidades que fueron aprovechadas con acciones coherentes. Las organizaciones acumularon afiliados, sobrepasaron la lucha social y la convirtieron en disputa política. Y entre los hombres y mujeres que lograron frenar el proyecto Conga es “Goyo” quien alcanzó la mayor performance porque sintonizó con la gente del campo por su condición de rondero y maestro rural. Para ese sector de la población (sierra rural norte) su figura se convirtió en un símbolo, más allá de la lucha ambiental. La gente siento en él la búsqueda de su reconocimiento.
Como era de esperarse los sectores comprometidos con el establishment, tenían que frenarlo. Cuando Goyo soltó la frase “qué le pasa a un presidente cuando no cumple sus promesas” estaba un paso adelante. Muchos lo criticaron y alegaron que aún el Gobierno estaba en disputa o ya no era tiempo para ese radicalismo. Sin embargo, la población Cajamarquina lo siguió. Pero vino el reflujo y la coalición neoliberal en el Poder planteó su estrategia: Planteó un escenario de supuesta lucha contra la corrupción y armó más de 30 procesos de investigación contra Goyo. Husmearon, hostigaron, compraron gente para que lo denuncien, pero en más de un año de investigación no pudieron probar nada, hasta que un juez decidió que había peligro de fuga y lo internaron primero por 14 meses y ahora último le han extendido la prisión preventiva por 11 meses más que lo dejan fuera de las elecciones 2016, sin ser sentenciado hasta ahora.
Es legítima, justa y heroica la lucha de los cajamarquinos, que ha repercutido en las algunas zonas de las regiones San Martín, Amazonas, Piura, incluso Lambayeque y la Libertad. Pero solo un gran bloque con diversos sectores al interior es el que puede articular políticamente a la mayoría de peruanos.
El gran territorio conservador que es Lima, con todas sus peculiaridades, es el espacio político más importante del país que ha sido conquistado por el sentido común neoliberal. Y el que las izquierdas desaprovecharon políticamente durante el periodo de Susana Villarán. Patria Roja tuvo la posibilidad de tener a alguien candidateable para la presidencia; en cambio, las otras fuerzas de izquierda no la tuvieron, pero tampoco quisieron a respaldar a Goyo. No obstante, al ver la necesidad de permanecer unidos para afrontar el proceso electoral, se llegó a un consenso alrededor de Gonzalo García Núñez, un distinguido ingeniero, con doctorado en economía en Francia, exmiembro del Consejo Nacional de la Magistratura, expresidente del BCR.
El 33% de voto que obtuvo Ollanta en primera vuelta el 2011 con un programa progresista es un espacio a llenar, pero en el interior aquel porcentaje fue mayor: más de 77% en Puno y más de dos tercios en 9 de las 19 regiones que ganó. Es decir, hace rato que las provincias están radicalizadas y con la desaceleración económica del 2014 y 2015 el impacto puede ser más alto. Por eso es importante la unidad de las izquierdas y el progresismo, porque el éxito que sería la derrota al neoliberalismo debe darse en Lima. Gonzalo tiene el perfil para poder disputar la clase media en Lima con mayor éxito y completar el bloque progresista.
Todas las izquierdas en un solo Bloque para las elecciones 2016 es una posibilidad real de disputa contrahegemónica.
Por: Marco Sipán
















COMENTARIOS