Heriberto Bustos

Seamos auténticos

Ciudadanía y responsabilidad política

Seamos auténticos
Heriberto Bustos
23 de octubre del 2025

 

Pareciera que la coyuntura política se va desarrollando en un continuum en el que la relación entre el Legislativo y el Ejecutivo marcha acorde a lo previsto en su compromiso de “asegurar” la estabilidad y dar curso a la realización de las elecciones, que esperemos sean transparentes y respeten las decisiones de los ciudadanos. En ese contexto, va llegando al cansancio la opinión —diversa y discontinua— de personas que vienen mascullando, de manera intermitente, la añeja e inconsistente consigna: “¡Que se vayan todos!” y el consabido “¡No me representa!”.


Esto no es sino una expresión irresponsable que, tras recordarnos viejas propuestas anarquistas, constituye en el fondo el eco de un estertor imprudente; pues quienes ahora intentan distanciarse de los desaciertos parlamentarios fueron los mismos que los pusieron allí, que les entregaron —“con inocencia oportunista”— su representación. De modo que su comportamiento hoy recuerda el término utilizado por los ladrones cuando abren la boca para desviar la atención gritando: “¡Agarren al ladrón!”, pretendiendo torcer la atención y esconder su irresponsabilidad social, mostrándonos a cabalidad que “el necio se vuelve más necio cuando tiene la boca más abierta que su mente”.

Estando próximas las elecciones democráticas, e iniciada ya la campaña electoral, resulta oportuno refrescar algunos conceptos en el marco del ejercicio de una ciudadanía responsable. La toma de decisiones en cualquier sociedad o instancia democrática se realiza a través de los mecanismos de participación ciudadana; allí, el voto es la forma de expresar preferencia sobre una determinada situación.

Ello, como es de conocimiento general, ocurre en distintas instancias: desde decisiones al interior del hogar, el barrio, el trabajo o cualquier actividad social. Ahora bien, en el sistema democrático que nos acoge, las elecciones generales constituyen un proceso formal a través del cual los ciudadanos ejercemos nuestro derecho al voto para elegir representantes ante las instancias de gobierno, que vienen a ser los poderes Ejecutivo (Presidente y Vicepresidentes) y Legislativo (Congresistas: Diputados y Senadores).

Como los electores no podemos ejercer el poder de manera constante, delegamos en los representantes elegidos no solo nuestra voz, sino también la acción responsable que amerita el saber gobernar. De modo que en las elecciones —en tanto principal instrumento de participación política— escogemos a las personas que ocuparán cargos en nuestra representación, otorgando legitimidad al proceso.

Entonces, el voto es el acto mediante el cual cada ciudadano contribuye a configurar el futuro de su país, eligiendo a quienes tomarán las decisiones importantes sobre políticas públicas, leyes y el destino de la nación. Esta es la razón central por la cual los partidos políticos intentan convencernos para lograr apoyo, y justamente por ello debemos actuar con seriedad ciudadana en el proceso electoral, y con mayor razón en la emisión de nuestro voto.

Ante demasiada cháchara y bullicio —donde se mezcla el sinsentido anarquista con la burda repetición dogmática de propuestas trasnochadas que embarran el verdadero sentido ideológico, político, programático y ético del otrora socialismo (probablemente válido para otras realidades y épocas)— busquemos, en el marco de la verdad, nuestra identidad. Aspiremos a ser auténticos; esforcémonos en ejercer nuestro rol ciudadano; transitemos hacia un propósito compartido, aportando al desarrollo del país y afirmándonos en el logro de mejores oportunidades para todos los peruanos.

En ese camino, aferrémonos a Bertolt Brecht, ia los siguientes versos de su poema “Loa del estudio”:

¡No temas preguntar, compañero!
¡No te dejes convencer!
¡Compruébalo tú mismo!
Lo que no sabes por ti, no lo sabes.
Repasa la cuenta, tú tienes que pagarla.
Apunta con tu dedo a cada cosa y pregunta: “¿Y esto, de qué?”
Estás llamado a ser un dirigente.

Busquemos la verdad por nosotros mismos y actuemos con coherencia entre lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos. Comprometámonos políticamente con el futuro.

Heriberto Bustos
23 de octubre del 2025

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