Hugo Neira

Enciclopedia Galáctica. ¿Existió el Perú?

Una crónica escrita dentro de mil años

Enciclopedia Galáctica. ¿Existió el Perú?
Hugo Neira
17 de septiembre del 2018

 

La Enciclopedia Galáctica es un texto ficticio, inventado por Isaac Asimov. Se supone que una humanidad mejorada por la intervención de bondadosos extraterrestres, se ocupa de la historia de Estados y naciones, vistos en el año 3000. Asimov era un optimista. Sus predicciones futuristas desconocían los cambios climáticos y la tendencia del hombre a autodestruirse.

 

Bienvenido, lector, a nuestra modesta Galáctica. Como debe saber, nos es muy difícil, y por momentos imposible, conocer el pasado. El cambio climático del siglo XXI y XXII produjo enormes estragos. Entre ellos, el deshielo de ambos polos y, en consecuencia, la subida del nivel del mar hasta 60 metros. De modo que lo que era la costa peruana —si es que realmente existió el Pirú— quedó bajo el océano. Sin embargo, nuestros buzos han logrado rescatar algunos restos, lo que permite el presente trabajo. Este se realiza debido al ruego y pedido de muchos peruvianos, dispersos en otros lugares del planeta. En particular en la ex estepa siberiana y canadiense, vueltas hoy paraísos tropicales.

Hemos rescatado documentos del oscuro siglo, el XXI. Al parecer, llegaban libros del exterior, un tal Fukuyama, que pronosticaba “el fin del hombre” como consecuencia de la revolución biotécnica. Se entiende que fue a partir de la genética. Otros, una tal Angelina Muñiz, que resulta que era francesa, había escrito El siglo del desencanto. Pero parece que cierto tipo de peruvianos, los limenses, no tomaban en serio esos siniestros augurios. Al parecer se comía y se bebía mucho. Además, no había reglas, cada uno hacía lo que le daba la gana. Detestaban las normas. Por eso a nuestros psicohistoriadores (concepto del gran Asimov) les cuesta entender la mentalidad y las costumbres de ese país, si realmente existió. O es un mito al cual no renuncian los peruvianos esparcidos en el planeta.

Supongamos que existiera. Nuestros psicohistoriadores dicen que fue poblado por indígenas, luego españoles y negros, asiáticos, italianos y judíos, de todo. Pero nunca pudieron soportarse los unos a los otros. No podemos entender el porqué. Hubo mezclas parecidas en México, pero con ello emerge un Estado y una nación moderna en el siglo XX. Pero no en el Pirú. Uno de los antropólogos limenses, Iván Degregori, escribe No hay país más diverso. No es cierto, la India de esa época era de lejos más diversa. Y sin embargo, era una nación. La verdad, no lo entendemos. Nuestros científicos examinan lo que llamaban jerga, y está llena de insultos, por lo general racistas: negro de mierda, cholo huevón, blanco conchatumadre. Estos términos nos son ininteligibles. Pero nos parece que no se refieran a defectos morales, sino a términos raciales. Y suponemos, entonces, que lo que se llamaba “ciudadanos”, nunca lo fueron. Y todo eso ocurre antes de la primera gran catástrofe climática.

Nuestros psicohistoriadores dicen que hubo república, pero solo a partir de 1931. Aquí se presenta otro enigma. Un intelectual, De la Torre, desembarcó de Europa con ideas socialdemócratas y un puñado de gentes que pensaban. Y como simpatizantes, obreros, cañeros, clase media pobre. Pero la política peruviana se caracterizaba por excluir. Por esos años, ocurre que había un señor Víctor Raúl Haya, muy cercano a ese partido, un gran pensador, con libros admirables. Algunos de nuestros psicohistoriadores dicen que eran una sola persona. ¡Político y filósofo! Pero si fue así, no entendemos cómo perdieron la ocasión de que el Pirú tuviese un sabio que a la vez amaba a los peruvianos. Con cerrarle las puertas de Palacio, perdieron todo progreso en el siglo XX.

Pero lo del siglo XXI fue peor. Les tocó vivir la era de la desinformación mundial. Tras Internet vino una época de manipulación masiva, con trampas que se hacían adictivas: los smartphones y las redes. Y dado el anonimato, se prestaban a las mayores groserías, a la confusión y al olvido de lo real. El truco consistía en dar las falsas noticias que la gente esperaba para apuntalar sus prejuicios. Los deep fakes son la apoteosis de la calculada mentira. Los Estados Unidos de entonces y Europa sufrieron de ese ataque, tomaron medidas, legales y técnicas. En el Pirú fue fatal. Llegaron cuando el país había quedado desarmado por su pésima educación popular.

Según nuestros psicohistoriadores, un complot internacional, a cuya cabeza estaba el Banco Mundial, toma al Pirú como un conejillo de Indias e impone un sistema de educación. Su meta, alejar a los jóvenes de todo aprendizaje que fuera humanista. Así se evitaba la aparición de líderes revolucionarios. En los primeros decenios del siglo XXI, los peruanos perdieron el hábito de leer. Todos alfabetos, pero en realidad, iletrados. Y aparece una juventud satisfecha. Consumismo, sexo, individualismo al máximo. Los peruvianos se olvidaron que el conocimiento es un capital, tanto o más que el dinero. Ignoraron a sus pensadores (Basadre, el poeta Vallejo). El nivel bajó. Cualquiera era ministro. Cualquiera parlamentario. Cualquiera embajador. La esposa de un militar en el poder nombró a su médica partera como embajadora en París. No hubo cultura, sino mercado. Además, usaban un lenguaje lamido. Un diario decía, “crisis hídrica”, por no decir “no hay agua”.

Con las repeticiones de El Niño comenzaron a darse cuenta de que necesitaban de científicos, pero ya era tarde. Una tierra tan llena de potencialidades tenía los peores ciudadanos. Cuando los informales llegaron a ser ricos se olvidaron de los pobres. No pagaban impuestos. Mientras se inventaron una bruja, la señora K, y carboneaban al presidente Vizcarra, se secaron los glaciales y en la costa desaparecieron los ríos. Cuando los dos billones de toneladas de óxido de carbono emitidas por el uso de los hidrocarburos en el planeta, huaicos, inundaciones, heladas, ya no podían sembrar maíz ni papas. Por el 2040 solo tenían el 60% del agua disponible en el 2020. Cuando la Amazonía comenzó a perderse, las grandes potencias mundiales impusieron a varios países la pérdida de su soberanía. El Pirú, si existió, pasó a ser un protectorado.

 

Hugo Neira
17 de septiembre del 2018

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