Cesar Gutierrez
Mucho por hacer en promoción de exploración hidrocarburífera
Que la llegada de Chevron no obnubile a los responsables del sector

Autoridades, políticos y comentaristas están entusiasmados con la llegada de Chevron al Perú, es una buena noticia. Los posibles buenos resultados que se auguran se podrán conocer luego de las perforaciones de pozos en las tres áreas –Z-61, Z-62 y Z-63 del zócalo continental, frente a las costas de Lambayeque, La Libertad y Áncash– que tiene con sus socios Anadarko y Westlawn.
Los trabajos de perforación de un pozo exploratorio por área se iniciarán en marzo próximo. Si todo va bien, vendrán los pozos confirmatorios y la evaluación de la viabilidad económica-financiera de la inversión, con lo que se pasará de recursos a reservas, la certificación de éstas y finalmente la declaratoria comercial, que dará la certeza de la puesta en operación.
El presente Gobierno no se llevará el crédito del hallazgo y solo seguirá propagandizando conjeturas. No se debe olvidar que los contratos originales se firmaron en el 2017, durante el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, pero el mérito es del equipo de Perupetro, presidido por el Ing. Rafael Zoeger, que trató el tema desde el 2015, en las postrimerías del mandato de Ollanta Humala. Hay que ser justos en los reconocimientos.
Pero este despliegue propagandístico del arribo de Chevron no debe hacernos olvidar que hay tareas pendientes en tres aspectos: lotes existentes sin avance hacia la declaratoria comercial (como el caso del lote 64 a cargo de Petroperú), lotes pendientes de reactivarse (como el 192), y otros (como el Z-69) que no han encontrado empresa privada que se interese y que, en manos de la petrolera estatal, tienen un futuro incierto.
Existe otro ámbito más amplio en los pendientes, y es la política de promoción de exploración en todo el país, que no ha tenido resultados desde el 2011, a excepción de los lotes del zócalo que se han citado. Es un problema que, con el despliegue mediático, ha pasado a segundo plano. Se ha tenido un período virtuoso que se inició en el 2005, durante el gobierno de Alejandro Toledo, y que terminó el 2011, al final del segundo gobierno de Alan García, para ir decayendo aceleradamente.
En el 2006 se cerró el año con 42 contratos exploratorios y 136 millones de dólares (MMUS$) de inversión, lo que se incrementó en el 2011, a 62 contratos de exploración y 599 MMUS$ invertidos. En el 2023, los contratos se redujeron a 6 y se invirtió tan solo 2.27 MMUS$. En el 2024 hubo ligero repunte, habiendo quedado vigentes tan solo 5 contratos; pero con una inversión de 38 MMUS$, teniendo como impulsores a Petrotal y Anadarko
En cuanto a los trabajos exploratorios, en el 2006 se realizaron 30 km de líneas sísmicas 2D; y 1,549 km2 de sísmica 3D y 8 pozos exploratorios. En el 2011, la sísmica 2D se incrementó a 5,070 km, la 3D aumentó a 2,964 km2 y se perforaron 15 pozos exploratorios. En 2023, no se hizo nada en sísmica 2D ni 3d, ni se perforó ningún pozo. En el 2024 ha habido un ligero repunte con 70 km de sísmica 2D y 2 pozos exploratorios
La caída de la producción ha sido significativa: de 77 mil barriles diarios (MBD) en el 2006 se pasó a 69 MBD en el 2011, mientras que en el 2024 se produjo tan solo 40 MBD
Las cifras son elocuentes de que falta una política de promoción con más información geológica, que debe ser una tarea a tomarse por el Estado vía inversión en líneas sísmicas. Si se hace, y las labores exploratorias en el zócalo continental de la costa norte resultan exitosas, podríamos entrar a otro período virtuoso para la industria de petróleo y gas en el Perú.
COMENTARIOS